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Cuervo terror
Foto del escritorAnjoss

Ror-rr


Nunca me gustaron los días de lluvia. El ambiente tiende a volverse frío, opaco. Las gotas cayendo sobre mi ropa era una sensación que me producía cierto desagrado. Al caminar los zapatos chapotean y el agua se desprende de las calcetas humectando los dedos. Simplemente desagradable. Pero mi perspectiva cambió desde aquella noche. Salía de laborar a las 8pm, pero esa noche de viernes el trabajo estaba pesado. Los artículos para la edición del periódico del siguiente día necesitaron de varias correcciones, y el único editor disponible era yo. Terminé a las 9pm y en el lapso que recogí mis cosas y cerré la oficina ya eran 9:30pm y la tormenta había comenzado. Para mi buena - o mala - suerte, mi departamento quedaba a pocas cuadras del lugar. Siempre caminaba, me gustaba hacerlo, pero aquel día olvidé el paraguas y decidí esperar el bus en la parada -Bajo techo- y evitar de esa manera empaparme. Lo esperé por 30 minutos, y el condenado bus nunca pasó. 10pm, hora de regresar caminando o no llegaría nunca. Emprendi el camino; a los pocos pasos mi ropa ya estaba destilando, y el molesto chapoteo de mis suelas interrumpía mis pensamientos. Las calles, como siempre, no tenían más transeúntes aparte de mí y unos cuantos gatos callejeros. La iluminación era escasa, los postes de luz no funcionaban y a pesar de los constantes pedidos para ser cambiados, la cosa no mejoraba. Conocía la ruta a la perfección; siempre calmada, pacífica, sin disturbios. Por eso, tal fue mi impresión al escuchar el ruido proveniente del fondo de uno de los callejones por los cuales pasaba-sin entrar en ellos - De largo. Un ruido muy extraño, que al escucharlo me congeló en mi sitio, ¡Es que no era de ningún animal jamás conocido! Y sonaba "Ror-rr" agudo, chillante. Detuve mi marcha. Miré al lugar y no distingui nada más que oscuridad. "Ror-rr" una vez más. ¿Un perro enfermo? Es lo que pensé; hasta que escuché los pasos acercándose. Bajo la luz de la luna una extraña forma humanoide, del tamaño de un niño, hacia aparición. Caminaba a pasos lentos, pesados. Poco a poco divisaba más su estructura y lo primero que pude observar fueron sus pies, ¡Una inmundicia andando! Sus dedos deformes se cruzaban en direcciones monstruosas, sus uñas eran negras, largas, Y su piel... ¡Era sólida, dura, un caparazón negro de aspecto corroído! Desde ese momento mi instinto se preparó para correr, y fue lo que hice al ver finalmente su rostro. "Ror-rr" rugió una vez más; y su cabeza salió a luz. Una cresta la cruzaba de lado a lado, de manera horizontal, y su boca escaseaba de labios, y sus ojos de párpados, ¡Ningún tejido dérmico cubría su esqueleto! Su nariz no era más que un orificio. Eché a correr, y escuchaba los pasos detrás de mí, chapoteando en lo inundado de las calles. La criatura agarró mi chaqueta con sus uñas y la dejé caer para librarme. En el temor que me dominaba, decidí adentrarme en el parque de la zona, un área bastante grande y poblada de árboles. Me escondí detrás de uno, expectante.. Creí conseguir que me perdiera la pista; pero pronto escuché los chapoteos provocados por sus horrendas extremidades. Miré por un lado y la nefasta criatura me buscaba, articulando su cabeza en ángulos indescriptibles. La cresta en su cabeza brillaba, cubierta por alguna sustancia serosa. Y como si de un olfato súper desarrollado contara, la bestia me miró fijamente; y rio al descubrir mi escondite. La criatura corrió hacia mi "Ror-rr" exclamaba, y el bestial sonido se colaba en mi cabeza. Intenté escapar, pero al correr junto a los columpios me vi alcanzado y la criatura me embistió con brutalidad, tumbándome al suelo. Se acercó a gran velocidad a mi lado y mi primera reacción fue levantar mis piernas, ¡Lo golpee! Y se estrelló con uno de los asientos del columpio. Acto seguido me puse de pie, pero la criatura me atinó con uno de los columpios, volví a caer. La bestia saltó sobre mí, con sus colmillos muy cerca de mi rostro; su aliento era putrefacto ¡Cuántas víctimas tragadas por esas fauces! Descuartizadas por los colmillos. Luché con ferocidad por mantener su mandíbula alejada de mi cuello. Entre la tierra lodosa encontré una piedra y la estrellé en la cresta de la bestia. Chilló, "Ror-rr" y ahora era yo quien estaba encima. Agarré el asiento del columpio y lo use para golpear a la criatura con él. Brutalmente levantaba el metal y lo descendía hasta su rostro, de donde emanaba un líquido verde tras cada golpe, que escapaba llevado por la corriente del agua lluvia. Golpe, golpe; su horrendo "Ror-rr" se apagaba poco a poco, cada vez más débil. En cuanto me detuve, todo lo que quedaba era una masa verde, en donde flotaban los globos oculares y la dentadura. La lluvia deshacía la extraña masa, y desprendía un olor nauseabundo de ella. Pronto, todo se combinó con el agua y se perdió en las alcantarillas. Llegué a casa a las 10:30 pm. Desde ese día, la lluvia me agrada, la disfruto. Me recuerda la noche que pude morir, pero mi vida obtuvo otra oportunidad. Las gotas cayendo sobre mí significan vida, y los chapoteos de mis zapatos, oportunidades. Y en cuanto al extraño "Ror-rr" que ha empezado a brotar de mi boca de cuando en cuando; aún no descubro su significado.


Fin



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