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Cuervo terror
  • Foto del escritorAnjoss

Paz: la única manera



Como todas mis noches, de rutina, me quedaba en el piso de abajo leyendo un libro hasta que mi hermana ̶ menor, de ocho años ̶ se durmiera y dejara de molestarme. Terminada mi lectura nocturna, decidí subir al baño, cepillar mis dientes y finalmente, dormir. Cuando ingresé, agarré mi cepillo y abrí la llave; junto con el ruido del agua cayendo en la tubería, escuché la puerta de mi habitación abrirse. A los pocos segundos, mi hermana estaba de pie, junto a mí, sin dejar de verme. No le presté mucha atención, solo continué con lo mío hasta que, cuando volteé, comprobé que no se trataba de ella. Era una niña, con un vestido largo, blanco; su cabello, negro, le llegaba a los tobillos. Me miraba sonriente; su cuerpo tenía un aspecto de... irreal, descolorido. Al verla a los ojos, un aire helado me rodeó, congelándome completamente. Eran rojos, con una inmutable mirada de desprecio calvada en mí. Mis extremidades se negaron a moverse; me mantenía petrificada con la mano en la llave.

̶ ¿Hola? ̶ dije, finalmente.

La niña me tomó de la mano y sentí ser tocada por hielo puro. Sonrió y desapareció.

Esa noche no dormí en lo absoluto. La peor idea que tuve fue dejar la puerta de mi habitación abierta. Daba al pasillo, y con la luz encendida en ese lugar, se proyectaba la sombra de la extraña niña en la pared. No dejé de verla, con miedo a que se moviera.

Al siguiente día, en la escuela, la noticia del funeral llegó a mis oídos. Era Paola, una niña que compartía aula con mi hermana; un accidente la había arrebatado de este mundo para siempre. Al ver su foto, el corazón quiso salirse de mi pecho, era la niña del baño.

̶ ¿Murió ayer? ̶ pregunté, insegura.

̶ Ayer, sí; en la noche ̶ respondió, la chica. Lo que dijo después, fue lo que me sacó corriendo del lugar ̶ ¿Sabes? Era muy amiga de tu hermana. Dicen que a ti te tenía fastidio, porque teniendo una hermana tan genial como Lore, no la querías y la molestabas.

La chica miró alrededor, y a manera de susurro dijo:

̶ Yo de ti tendría cuidado, los espíritus pueden ser vengativos.

Desde ese día, el espectro de la niña no me dejaba dormir. Su mirada denotaba un odio cada vez mayor y de vez en cuando, lo exteriorizaba lanzándome cosas de los estantes de mi cuarto. ¡No me culpen, por favor, por lo que les contaré ahora! Pero en mi situación, ¿Qué habrían hecho ustedes?

La presencia de tal mal me hizo perder la cabeza, ¡Yo no soy así! Y lo que cometí, no fue sino en defensa propia; y debo confesar que no me arrepiento, porque funcionó. Si tan amigas eran, ¿no necesitaba el espíritu que su gran amiga la acompañase, entonces? ¡Hice lo necesario para salvarme! Y ahora, ambos entes, el de mi hermana y su amiga, vagan por ahí, jugando; visitándome en ciertas ocasiones. Y yo, en este cuarto de algodón, tengo finalmente paz, sin fantasmas complicándome la vida.

FIN

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